sábado, 17 de abril de 2010

Cigarros de después

Llegada la noche, nos dirigimos a nuestro encuentro para dar comienzo al delicioso ritual.
Te deslizas entre mis manos, mis dedos te analizan suavemente y te esparces entre sus líneas.
Da comienzo el juego que configurará nuestra más íntima conexión. Me impregno de tu sabor, te esparces por todo mi cuerpo. La danza continúa uniéndote a mis labios una vez tras otra. Configuramos nuestra realidad.
Después de un enérgico estremecimiento llegamos a su conclusión fundidos por un destello de calor.
Parece que acaba todo pero no, no llega aún su fin. Preparo tabaco para liar un cigarro. Una vez hecho, lo enciendo y fumo el más placentero de ellos. Este cigarro culmina la plácida sensación mencionada. Extenúa la agitación y se abraza a la calma extrema. Serena mi interior iniciando un concierto de colores. Un nuevo orden interno proporciona, relajadamente, diferentes estímulos orientando la mirada más allá.