miércoles, 27 de febrero de 2008

Retoñan tus veneros, un suave levante los trae consigo.

Te sumerges en mi aliento y recorres mi corpóreo ser.

La interna mar gruesa rescata esas sensaciones ávidas por florecer para acariciarme con su bálsamo.

Suave periplo el iniciado.

Asciendes, desciendes y te deslizas con dulzura, por mis senderos más internos, pariendo estremecimientos.

Frúnceme con tu calor hasta juntos perecer, abrazados tibiamente, en el plácido cobijo.