lunes, 3 de marzo de 2008

Livianos destellos se abrazan y emanan arroyos luminosos. Traéis con vosotros una dulce fuente de sosiego que clarifica tan turbios sumideros. Profundas simas, madres del albor. Un albor que presenta un divertido y acordado juego con las palabras. Con él se desglosan recónditas emociones, para así, recorrer la senda por sus vías aún más sólidas y reforzar nuestra intrínseca conexión.

Llegan infinitos manantiales de libertad para decidir el instante de dar el soplo y germinar en la esfera más dispar.

1 comentario:

OscaR J. dijo...

entraste en mi candente, en forma de aire turbio, registe mi reino, con mano dulce, con leyes anarquicas, incongruendo mi alma, congruendo mi persona. Saliste de mi y te quedaste en mi orbita, para tenerme cerca, para que te respire cuando te necesite, y te necesito Karlos.